Es invasor y viene de Australia: conociendo al querido y mal llamado aromo «chileno»
La llegada de la primavera en Chile es anticipada con la floración de los aromos, árboles originarios de Australia que, aunque embellecen el paisaje con sus flores amarillas, son considerados exóticos e invasores. La especie Acacia dealbata fue introducida en el siglo XIX por su valor ornamental. Ahora, su proliferación amenaza la flora nativa y afecta los ecosistemas locales, especialmente en la zona centro-sur del país. En este sentido, estudios han demostrado que el aromo reduce la riqueza de especies nativas y altera la composición florística de la zona donde se encuentra, lo que genera efectos negativos en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. En este artículo te comentamos todo lo que necesitas saber sobre el tema.
El 22 de septiembre inició la primavera y con su llegada algunos árboles y flores comenzaron a brotar, tiñendo los bosques, parques y calles de diversos colores. Sin embargo, hay una especie que se encuentra presente en Chile que suele florecer un poco antes, desde finales de julio y durante todo agosto, llenando el paisaje de un atractivo color amarillo.
Se trata del mal llamado aromo “chileno” (Acacia dealbata), originario realmente de Australia, cuyas flores embellecen el entorno con su increíble hermosura y aroma. Pero este árbol, conocido por anticipar la primavera, es considerado como una Especie Exótica Invasora, ya que fue introducido en nuestro país, afectando en el proceso al desarrollo de la flora nativa y de los ecosistemas naturales.
«Son variados los impactos que genera. El principal problema del aromo en este minuto es su amplia distribución, la que casi no conoce límites y, en ese sentido, compite con la flora nativa. Tiene muy rápido crecimiento y una muy fácil reproducción, entonces, en el lugar que llega rápidamente ocupa el sitio. Se produce una competencia básicamente de recursos, principalmente de luz. Una vez que alcanza su tamaño máximo, forma parches muy densos, muy sombríos, y la vegetación nativa que va quedando abajo empieza a morir porque no tiene el recurso lumínico. Hay distintos estudios que han demostrado que una vez que se establece el aromo, es capaz de ir excluyendo a las especies nativas», profundiza Rafael García, doctor en Ciencias Forestales, Ingeniero Forestal, y director del Laboratorio de Invasiones Biológicas del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).
«Además, tiene la capacidad de fijar nitrógeno, lo que le permite crecer en suelos muy pobres, lo que también es positivo, porque te ayuda a controlar la erosión en lugares donde otras especies no podrían establecerse. Pero es justamente eso lo que le proporciona una capacidad de modificar las propiedades químicas del suelo. Entonces, si hay suelos que son naturalmente pobres, esas condiciones van a cambiar, y las especies que están adaptadas podrían verse afectadas también. Otro punto importante es que es una especie que está, de una u otra manera, adaptada a los incendios forestales. Hay distintos estudios también que han evaluado su inflamabilidad, y está dentro de las especies más inflamables, por lo que facilitan la propagación de los incendios cuando estos ocurren», agrega.
Por otro lado, una gran cantidad de especies del género Acacia son consideradas invasoras. El género en cuestión ha sido reportado en diversas partes del mundo, conformándose por unas 1.300 especies, entre árboles y arbustos, siendo casi 959 originarias de Australia. En las zonas invadidas producen efectos negativos en lo respectivo a los ensambles de insectos, de briófitos, en el ciclo hidrológico y de nutrientes, así como en la regeneración de especies nativas.
En el caso de Chile, más de una decena de especies del género Acacia fueron introducidas por su valor ornamental o para controlar la erosión a mediados del siglo XIX. En la actualidad, es posible encontrarlas desde la Región de Atacama hasta Los Lagos y también en el archipiélago de Juan Fernández, la Isla de Pascua y las Islas Desventuradas.
En este sentido, cabe recalcar que cuando se habla de los aromos, se suele referir a varias especies del mismo género, como, por ejemplo: Acacia melanoxylon (aromo australiano), Acacia mearnsii, y Acacia decurrens. Asimismo, en Sudamerica hay parientes cercanos pertenecientes al género Vachellia, los que hasta hace poco eran denominados también como Acacias, donde destacan Vachellia caven (espino) y Vachellia farnesiana (huizache). Estas dos últimas especies, a diferencia de las anteriores, no son originarias de Australia, siendo el espino nativo de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, mientras que el huizache es de América tropical, distribuyéndose desde el sur de Estados Unidos (Florida, Luisiana, Texas y California) hasta Brasil, Colombia y Perú.
«Genéricamente hablando, cuando nos referimos al aromo la gente suele asociarlo en primera instancia con Acacia dealbata. El aromo a secas o mal llamado aromo chileno. El que lo sigue en abundancia es el aromo australiano, que es Acacia melanoxylon. Esas dos especies no nativas suelen asociarse bajo el mismo nombre, aromo», señala García.
«Tenemos otras Acacias exóticas presentes en Chile, pero son tan poco frecuentes que las personas, al verlas, pueden confundirlas y creer que son aromos. Muy pocos logran diferenciar una especie de la otra. También es importante mencionar que en Chile hay una Acacia, que es el espino (Vachellia caven), que es nativa», agrega.
Conociendo al aromo como especie invasora
De acuerdo con el Catálogo de las Especies Exóticas Asilvestradas/Naturalizadas en Chile, elaborado en 2017 por el Laboratorio de Invasiones Biológicas de la Universidad de Concepción, en nuestro país hay cerca de 1.119 especies exóticas asilvestradas, de las cuales 864 son plantas, árboles y arbustos. De esta lista, el aromo “chileno” (Acacia dealbata) es una de las especies que más amenaza los ecosistemas, junto con el pino contorta, la rosa mosqueta, el eucalipto, la zarzamora, el dedal de oro y la hierba del rocío.
Esta especie en particular fue introducida en Chile con fines ornamentales en 1869. Por lo mismo, es posible encontrarla en la zona centro-sur del país, aunque con mayor facilidad en sitios erosionados de la Cordillera de la Costa de la Región del Biobío, principalmente en caminos y riveras fluviales, donde se estima que la superficie cubierta por esta especie podría llegar a más de 100 mil hectáreas. Además, justamente esta zona de distribución se encuentra en el interior de un hotspot de biodiversidad, el cual concentra una alta proporción de especies endémicas.
«Fue una especie que fue traída intencionalmente, por razones bastante evidentes. Es una especie que crece muy rápido. Entre tres a cuatro años tú puedes tener un árbol ya adulto y que está empezando a producir flores. Entonces, a la gente le encantan los aromos, porque son plantas de rápido crecimiento y son plantas que tienen flores muy bonitas. Fue traída con fines ornamentales, pero se han empezado a expandir», afirma Ramiro Osciel Bustamante Araya, profesor titular de la facultad de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile, e investigador asociado del Laboratorio de Ecología Geográfica, del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y del Cape Horn Investigation Center (CHIC).
Respecto a lo anterior, el aromo “chileno” se caracteriza precisamente por sus abundantes racimos de flores amarillas, similares a algodones, así como por su resistencia y facilidad de propagación, ya que se puede regenerar tanto a partir de semillas como de rebrotes vegetativos tras su tala o quema. Sin embargo, sus impactos en las comunidades naturales no han sido muy estudiados, por lo que aún son inciertos y poco definidos.
«Como está adaptada, rebrota sin problemas después de un incendio y su semilla también. Estas son muy duras y soportan altas temperaturas. Entonces, después de un incendio, sus semillas generalmente germinan en mayor cantidad. Las miles de semillas se van a almacenando en el suelo, algunas germinan, pero otras pueden estar décadas, vivas, esperando que llegue algún disturbio que les permita germinar. Generalmente, esos disturbios son incendios forestales, los que eliminan el resto de la vegetación y estimulan la germinación de esta especie. De las especies nativas prácticamente ninguna tiene semillas adaptadas a soportar altas temperaturas», afirma García.
«Acacia dealbata es una especie que no se ha estudiado tanto en términos de impactos, pero uno de los impactos más evidentes es que a esta especie le gusta vivir en las orillas de los ríos, en las zonas de los bordes, ya que requiere mucha agua. Es en estos sitios donde elimina las especies del bosque de las riberas. Se ha demostrado que, cuando crece, impide el crecimiento de las otras. Entonces, se forman poblaciones monoespecíficas. Es una especie muy invasora, que ha colonizado grandes extensiones del territorio. Yo tengo conocimientos de su invasión en la séptima región, pero también es posible encontrarla en la Región del Biobío, en las orillas del río Biobío, donde hay una cantidad impresionante de aromos creciendo en los bordes, hasta el punto de que se han tomado fotografías desde el espacio, en las que se detecta una huella amarilla en aquella zona», explica por su parte Bustamante.
La falta de información se debe a que el impacto de las invasiones generadas por plantas introducidas puede ser evaluado a partir de diversas escalas, siendo una de ellas la escala de rodal y de nivel comunitario, en la que los impactos se producen principalmente en la riqueza de especies de la zona, lo que aumenta la homogeneización biótica y cambia la composición florística.
En este sentido, existen investigaciones que han logrado documentar el patrón invasivo de la especie. Hace algunos años se publicó un estudio al respecto, titulado “Relación entre la invasión de Acacia dealbata Link (Fabaceae: Mimosoideae) y la riqueza de especies vegetales en el centro-sur de Chile”, en el que se evidencia cómo la invasión de este árbol se asocia directamente con la disminución de la riqueza de especies.
«La riqueza total de especies se ve disminuida significativamente dentro de los parches con presencia de A. dealbata, mientras que entre el borde y el bosque nativo no existen estas diferencias. El borde es el que concentra el mayor número de especies introducidas y el bosque nativo mayor número de especies nativas, ambas en forma significativa. Estas diferencias se explican estadísticamente por la condición de hábitat y no serían sitio-dependientes, aunque a nivel de sitio habría varios factores que podrían explicarlas: atenuación lumínica, reducción de la disponibilidad de agua, enriquecimiento del suelo, alelopatía; siendo ésta última la que más se ha estudiado y que podría explicar las diferencias encontradas en la composición de especies vegetales en este gradiente de invasión», se lee en la investigación.
«Es probable que exista algún efecto alelopático, algún químico que producen las hojas que modifique el suelo y, por lo tanto, las especies nativas ya no pueden crecer en él. Otro mecanismo probable es que, al tener un dosel muy denso, se ve impedida la llegada de la luz al suelo. Entonces, como en aquellas zonas priman las especies de matorrales, de árboles que necesitan espacios más abiertos, no pueden desarrollarse allí donde crece un árbol tremendo», señala Bustamante al respecto.
Por su parte, la otra especie que también se presenta como una amenaza es Acacia melanoxylon, la que se conoce como aromo australiano. Esta se encuentra altamente distribuida a lo largo de Chile, entre las Regiones del Maule y Los Rios, presente en su mayoría en los sectores determinados por la depresión intermedia, así como en cordones del valle central por debajo de los 500 metros de altura. Se estima que su población llega a cubrir una superficie cercana a las 2.000 hectáreas.
Esta especie se caracteriza por sus hojas, las que son perennes, y por alcanzar alturas de hasta 30 metros. Sus flores son pequeñas, de entre 5 a 10 milímetros de largo, y se reúnen en racimos axilares de color amarillo pálido. En cuanto a su fruto, este es una especie de legumbre de casi 12 centímetros, el que cuenta con semillas diminutas en su interior. Al igual que A. dealbata, también puede reproducirse tanto a través de semillas como de manera vegetativas (rebrotes).
«En Concepción, en el Parque Nacional Nonguén, hay una estrategia de restauración de áreas invadidas por aromo, en este caso es de Acacia melanoxylon. Es una iniciativa que ya lleva bastantes años, cerca de una década de trabajo continuo, mostrando un caso exitoso de que si es posible recuperar zonas invadidas, aunque se trata de un esfuerzo que podríamos decir que es único, en el sentido de que hay una gran inversión, en capital humano calificado y monetario, y que realmente ha logrado hacer un seguimiento de una restauración. La iniciativa ha sido exitosa porque se han preocupado de hacer todo lo que hay que hacer, con un manejo adaptativo continuo de por medio. Se ha ido manteniendo el control de invasión de manera permanente, en la medida que se van plantando y apoyando el crecimiento de las especies nativas. Se trata de una experiencia piloto muy importante que lidera un colega de la Universidad de Concepción, el doctor Cristian Echeverría», comenta García.
«Nosotros llevamos 13 años en el Parque Nacional Nonguén con una unidad experimental de restauración ecológica en zonas invadidas con Acacia, pino, y otras especies invasoras. El desarrollo de la investigación básicamente apunta a poder identificar cuáles son las mejores técnicas para poder revertir la expansión de estas especies y poder recuperar el bosque nativo. Para eso hemos desarrollado varias técnicas, aproximaciones, que hoy en día podemos decir con cierto orgullo que sí nos han permitido restaurar zonas invadidas. Para eso es muy importante jugar con varios aspectos. Por un lado, son las especies seleccionadas cuidadosamente y las técnicas de propagación de las plantas. Lo segundo es la técnica de preparación del sitio. Luego el establecimiento de las plantas nativas y, posteriormente, las acciones de mantención que tienen que prolongarse por lo menos 5 o 10 años. Nosotros aplicamos los estándares internacionales de restauración ecológica que fueron definidos por la Sociedad Ecológica Mundial», ahonda el Dr. Cristián Echeverría, académico de la Universidad De Concepción, con amplia trayectoria en temáticas de restauración ecológica.
Es así como, estas especies exóticas e invasoras, representan una de las principales amenazas para la flora nativa, la biodiversidad, y el bienestar humano. Esto se debe a los impactos negativos que se han mencionado anteriormente, los que son múltiples, desde consecuencias ambientales, afectando al desarrollo de otras especies, hasta las alteraciones causadas en los sistemas socio-ecológicos, incluyendo la modificación de los ciclos de nutrientes. Sin embargo, no todo es negativo, ya que también cumplen con algunos roles importantes.
«También tienen aspectos positivos, por los que la gente las aprecia. El principal es su belleza. Hay un tema cultural, de nuestros padres hacia atrás, ya que la flor del aromo es algo que llama mucho la atención. La gente suele encontrarlas bonitas, y muchos las cortan y llena sus casas con maceteros repletos de flores. Incluso hay personas que tienen cuadros de flores de aromo y hasta algunas florerías las venden», señala García.
«Otro uso importante también que le dan, por lo menos aquí en la zona centro-sur, es la leña. Al ser una especie que crece rápido, se ocupa mucho como leña. Ahora, en este caso casi toda la leña desgraciadamente termina en un mercado informal. Como crecen en lugares que son tierras de nadie, y a nadie le importa mucho el aromo, la gente de manera ilegal entra a estos predios a cortar los árboles y después vende la leña en la orilla del camino. De igual forma se trata de un mercado importante, incluso se puede afirmar que, aunque no está cuantificado, gracias a la madera del aromo disminuye la presión para obtener leña de los árboles nativos», agrega.